" EL MEDITADOR"
Buenas tardes a todos,
Érase que se era, una joven al que le gustaba mucho meditar. Ella observaba su mente y se daba cuenta de que vivía a su servicio, de que los pensamientos que ésta lanzaba iban a su bola, y que no los podía controlar. Tal era la circunstancia que investigó y descubrió que la meditación, para controlar los pensamientos, era un instrumento enormemente potente.
Partió de la premisa de que su mente quería, para fastidiarla, convertir a la meditación en algo muy pesado, costoso y solemne, cuando en realidad sabía que se trataba de un simple juego. La mente y ella. Así de simple. No había más jugadores. Y entonces decidió sentarse cada mañana en el suelo, con la espalda recta y comenzó a respirar, centrándose en su respiración, en cómo entraba y salía el aire de sus fosas nasales, de cómo se iba inflando su estómago a medida que inhalaba, y se deshinchaba a medida que exhalaba. Pero, sucedió lo inevitable, la mente lanzó su primer pensamiento, no podía estarse callada. En cuanto guardó silencio la mente movió ficha en el tablero. Y al lanzar el pensamiento comenzó el juego.
¿Pero en qué consistía el juego? En intentar que esa fastidiosa nube, a la que vulgarmente denominamos pensamiento, no la enganchase, no se subiera a ella, no le siguiera el juego, ni le diera conversación, en intentar no enhebrar un pensamiento con otro, de manera sucesiva, ya que cuando venía a darse cuenta su cabeza estaba en una playa de Cancún, donde la mente de golpe la había llevado. Entonces la maliciosa mente había ganado el primer asalto, había lanzado un pensamiento, ella lo observó y en lugar de dejarlo, le dio conversación, se subió a la nube y le siguió el juego.
Maldita sea¡¡ Se dijo. Esta pesada me ha ganado el juego. No pasa nada volveré a comenzar.
Y vuelta a iniciar el proceso, y zas, la mente le lanzó otro pensamiento, y ¿que hizo la joven? Observarlo, dejarlo pasar, y de cuando en cuando se hacía un punto para ella y otro tanto para la mente. Y pasaba el rato, una veces pensamiento tras pensamiento sin solución de continuidad, y otras estando presente.
En la medida en la que la joven fue ganando en sus facultades de observación y no se subía a la nube, poco a poco fue abriendo huecos y entre tanta nube iba apareciendo el cielo azul. Ya los pensamientos no iban pegados sino que permitía que, de vez en cuando, viera y sintiera el cielo azul. Y a ese cielo azul lo llamó CONSCIENCIA. ¡¡Lo que verdaderamente somos.¡¡ Y llegó el momento en que con tanta praxis, encontró su verdadero ser.
Yo soy esa joven. Y no por edad sino por mi iniciación en esta práctica.
Les invito a que practiquen este juego mágico de la MEDITACIÓN, porque lo que nos enseña es que, al final y a la postre, en este juego la mente siempre pierde. Siempre¡¡. Siempre¡¡. Porque entre tanta nube poder encontrar ese espacio azul es posible. Y además, ¿quien se ha dado cuenta de que cuando meditas te enganchas a los pensamientos? ¿quien? TU. Ya está. Has ganado, porque has tomado consciencia de que tu eres una cosa y tu mente es otra. No te has identificado con ella. Te has apartado de ella. La has reconocido como ajena a ti.
Enhorabuena has ganado el juego. Muchísimas felicidades. Has puesto la mente a tu servicio, ya no vives abducido por ella.
Te animas a jugar?
En puridad, la meditación sirve para concentrarse y poco a poco relajar la mente hasta liberar la CONSCIENCIA.
"Cuenta la leyenda que había un joven monje que quería iniciarse en la práctica de la meditación en un precioso monasterio del Tibet. Acudió a su maestro y le rogó que le indicase que camino debía de seguir para meditar correctamente y conseguir la iluminación. El monje anciano le dijo: Amigo mío, para conseguir ese objetivo debes de retirarte a la montaña, entrar en la primera cueva que veas y durante tres semanas debes permanecer en absoluta soledad y silencio pero podrás pensar en lo que te de la real gana, con una única excepción: ¡¡ No podrás pensar en murciélagos¡¡ Cuando hayas terminado, vuelve al templo y hablamos.
Transcurridas las tres semanas el joven monje regresó al monasterio, el maestro se alegró muchísimo al verlo y, acercándose a él le dijo: Joven monje, que tal te ha ido? Ha sido un desastre Maestro¡¡ respondió. Durante estas tres semanas, no he cesado de pensar en murciélagos."
Así de loca es la mente. No te identifiques con ella. Rétala. Que sepa quien manda. Que trabaje para ti. Que sea tu esclava.....y recuerda que ella jamás te ayudará a ver lo que la vida es.
" Cuando la mente está completamente silenciosa, lo desconocido, lo inconmensurable puede revelarse". Krishnamurti.
De corazón a corazón. Sean felices.
Luisa del Toro
Comentarios
Publicar un comentario